He de admitir que no soy muy fan de hablar mal de las películas, siempre intento sacarle el lado bueno y ver lo positivo que tienen y que aportan. En este caso, voy a intentarlo también, pero el trabajo será duro. Ya aviso, en este artículo no habrán spoilers de la cinta en sí, pero si de su estructura, por lo que si eres sensible a este tipo de revelaciones, no sigas leyendo. 

 

Tras los sucesos en la anterior película, la familia Spengler regresa a Manhattan, el lugar donde empezó todo. Concretamente a la estación de bomberos en Tribeca. En la ciudad volverán a aparecer los fantasmas y tendrán que hacer frente a esta nueva amenaza con la ayuda de los antiguos cazafantasmas, donde deberán enfrentarse de nuevo a un poder muy antiguo para evitar que el mundo viva una nueva Edad de Hielo. 

Demasiada nostalgia

No vamos a negar que llevamos ya una década viviendo de los años 80 con esta nostalgia sistemática basada en la edad del consumidor medio de cine que puede pagarse una entrada de cine. Pero una cosa es aprovechar esa nostalgia para vendernos un buen producto, como Stranger Things y otra es darnos la misma película, pero rodada en Aliexpress

Nos encontramos con una película que tiene la misma estructura y desarrollo que la primera película de cazafantasmas, lo cual no está mal, si nos das un producto de calidad. Las series procedimentales se basan en este modelo. Pero si basas todo tu producto en intentar traer de vuelta lo que funcionó hace 40 años, pues vas a fracasar. 

En esta película nos enfrentamos a la misma problemática en la misma ciudad (una ciudad distinta era una de las cosas interesantes de su precuela). Queremos sacar adelante a los cazafantasmas y vamos haciendo trabajitos, limpiando poco a poco la ciudad, hasta que llega la amenaza de un poder superior que tenemos que intentar parar, pero que logra escaparse y, definitivamente, tenemos que atraparla. 

Intentan meter algo adicional a la cinta, por supuesto, como la relación de Phoebe Spengler con un fantasma, su autodescubrimiento como científica, un par de personajes nuevo y algo de misticismo relacionado con ellos, pero no acaban de encajar dentro de la trama, principalmente por la abundancia de personajes

Demasiado personajes

Como comentaba, el exceso de nostalgia juega en contra de la cinta. Y si os fijáis en la fotografía que hay al principio del artículo, veréis que sólo con los cazafantasmas, contamos con 9 personajes para una película de casi 2 horas. 9 Personajes que tienen peso en la trama. 9 personajes a los que sumarle 4 personajes más con peso, lo que hacen 13. 13 personajes relevantes para la trama. 13 personajes que gestionar. No es sostenible. 

Esto provoca que muchos personajes que deberían de tener un peso mayor acaben pasando desapercibido, como el personaje de Trevor Spengler, interpretado por Finn Wolfhard, que siendo uno de los integrantes de la familia protagonista, no sirve ni de alivio cómico. Una cosa que encajaba muy bien con las cintas anteriores, incluyendo Cazafantasmas: Afterlife, eran los cuatro personajes principales y los dos / tres secundarios. Bueno, y ni aún así, porque en Cazafantasmas, la primera, el personaje de Ernie Hudson se puede eliminar sin problemas. 

En Resumen

La película no es horrible de ver, es una película entretenida y que se puede disfrutar si lo que quieres ver es una película de los cazafantasmas sin pretensiones. Pero la cinta no aporta. No es una experiencia estimulante, simplemente, entretenimiento plano. Si es lo que buscas, perfecto, si no, pasa a otra cosa.

Que por suerte, hay mucho cine para disfrutar. 

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